sábado, 18 de agosto de 2018

La formación de barreras para el aprendizaje y la participación: la salud emocional de las madres de familia, una posible causa (borrador)


La formación de  barreras para el aprendizaje y la participación: la salud emocional de las madres de familia, una posible causa
Introducción
La educación posee una cantidad importante  de temas  sobre los que puede reflexionarse, todos   igualmente importantes pues la reflexión o investigación acerca de ellos  aporta para lograr  la transformación y desarrollo de la sociedad.
 En este trabajo se propone ampliar la visión y considerar otro posible factor de la formación de barreras para el aprendizaje y la participación, a las que se enfrentan los  alumnos que son atendidos por educación especial en  los servicios  USAER (unidades de servicio de apoyo a la educación regular), en el contexto socio-familiar y que seguramente enfrentan muchos otros que no son atendidos. El posible factor al que nos referimos es la salud emocional de las madres de familia, misma que puede interferir en el aprendizaje de sus hijos.
Desarrollo
Sería conveniente iniciar este trabajo a partir de la pregunta, ¿Por qué los estudiantes no aprenden? A  veces  los estudiantes no aprenden porque las condiciones mínimas indispensables que hacen posible el desarrollo del proceso educativo no son las más favorables, es decir, los alumnos enfrentan barreras para el aprendizaje y la participación, mismas que se generan en los contextos en los que se desenvuelven.
De acuerdo a la evolución en el uso de conceptos, en el Índice de inclusión , “el concepto de Necesidades Educativas Especiales es sustituido por el término barreras para el aprendizaje y la participación. Consecuentemente, la inclusión implica identificar y minimizar las barreras para el aprendizaje y la participación, maximizando los recursos para apoyar ambos procesos” (Ainscow, M y Bhoot, T p.18 2000).
En educación especial son atendidos los alumnos que enfrentan barreras para el aprendizaje y la participación, por lo que presentan dificultades severas de aprendizaje,  de comunicación o de conducta, según sea cada caso.  Las barreras, al igual que los recursos para reducirlas, se pueden encontrar en todos los elementos y estructuras del sistema: dentro de las escuelas, en la comunidad, y en las políticas locales y nacionales. Las barreras pueden impedir el acceso al centro educativo o limitar la participación dentro de el, Aincow y  Bhoot (2000).
El concepto básico de  barreras para el aprendizaje y la participación es que las barreras: son todos  aquellos factores del contexto que dificultan o limitan el pleno acceso a la educación y a las oportunidades de aprendizaje de los alumnos y alumnas, SEIEM (2014). Los ambientes en los que se desenvuelven los alumnos y en los que se pueden encontrar las barreras son: el escolar,   áulico y  socio-familiar.  Para Ainscow y Booth (2000), “las barreras para el aprendizaje y la participación aparecen en la interacción del alumno en los diferentes contextos: con las personas, las políticas, las instituciones, las culturas y las circunstancias sociales y económicas.” (Ainscow y Booth, 2000p. 18). De acuerdo con el modelo social, que es utilizado por los Servicios Educativos Integrados al estado de México SEIEM (2014), existen cuatro tipos de barreras que obstaculizan el aprendizaje y la participación de los alumnos que son atendidos por los servicios de educación especial de ese organismo y son las siguientes:  
De actitud:  Este tipo de barrera se dan con respecto a la actitud de los actores que interactúan con el alumno como: maestros, compañeros de grupo, padres y madres de familia, entre otros).  Son las barreras que obstaculizan la participación y el aprendizaje como el rechazo, la segregación, la exclusión, etc.
De conocimiento: Son las barreras que ponen de manifiesto el desconocimiento de la situación general del alumno o alumna, sobre la discapacidad, dificultades severas  de aprendizaje, antes llamadas necesidades educativas especiales,  por parte de todos los involucrados la familia, los maestros, el equipo  de apoyo, las escuelas, entre otros.
De comunicación: Son las barreras  que interfieren en el proceso de comunicación y que obstaculizan los flujos de interacción en los diferentes contextos con el alumno. Entre ellos se encuentra la calidad de la misma, los tiempos en que se da, etc.
De prácticas:  Entre ellas se encuentran las de acceso, de metodología y evaluación, SEIEM (2014) p. 115). De acuerdo a lo que considera López (2011), existen otras barreras que obstaculizan el aprendizaje y la participación de los alumnos y que dificultan que una escuela sea inclusiva, las barreras para él son:
a)    “políticas (Normativas contradictorias) b) Culturales (conceptuales y actitudinales) c) Didácticas (Enseñanza-Aprendizaje)”. (López, 2011 p.42).
Cada autor considera una serie de barreras que, de acuerdo a su experiencia o sus investigaciones, son las que obstaculizan el aprendizaje y la participación de los alumnos. Para efectos de este trabajo se consideran solo las fuentes y los tipos de barreras mencionadas pero puede haber más. Por todo ello es importante que se haga una exploración y una buena detección para determinar el tipo de barrera y en qué contexto se encuentra.   
Por lo anterior, podemos decir que algunos de los motivos por los que se forman barreras para el aprendizaje y la participación pudiera ser que los alumnos desconocen los objetivos que se pretende alcanzar, no tener interés por lo que están estudiando o no  encuentran utilidad en lo que aprenden, no tener las condiciones materiales para estudiar o quizá estar influidos por acciones de cualquier índole ajenas al proceso de aprendizaje.
 Otras causas de la formación de barreras para el aprendizaje, puede ser  que la escuela tenga grupos muy numerosos que limite la atención hacia  los alumnos por parte de los maestros, que carezca de materiales auxiliares para la enseñanza u otros factores; que los profesores no dominen suficientemente el conocimiento que imparten, estar desinteresados en sus alumnos o en su labor docente, el no considerar que los alumnos son diferentes y que por lo tanto aprenden diferente unos de otros, o no  seleccionar y  utilizar materiales didácticos para facilitar el aprendizaje, etc.
Por otro lado, queda claro que las barreras para el aprendizaje y la participación pueden aparecer en los diferentes contextos, y uno de ellos es el ambiente socio-familiar en el que la familia no proporciona   las condiciones para que el alumno logre el aprendizaje. Es por ello que consideramos importante  que se  explore   específicamente la salud emocional de las madres de familia como posible formadora de barreras para el aprendizaje y la participación. Pero ¿por qué de ellas específicamente? porque ellas como mandato social en países latinos, aun es quien en la mayoría de las familias, asume la responsabilidad de crianza de los hijos,  (Asunción y  Salgado, 2009);  y se ocupan de los asuntos que le demanda la escuela, además de ejercer influencia directa en su hijos.
En una experiencia empírica se observó mediante conversaciones   individuales, con el uso de distintos instrumentos o en las sesiones de la estrategia escuela para padres; que los adultos asistentes eran principalmente las madres de familia y claro, en mucho menor medida los padres, lo que obedece a los roles que  juegan dentro de las familias.
La gran mayoría de las madres con las que trabajó y cuyos hijos eran atendidos en ese momento por el servicio de USAER,     presentaban ciertas características que denotan dificultades de salud emocional, tales como: baja autoestima, desorganización familiar, personas altamente dependientes, agresivas,  con franco desinterés por el aprendizaje de sus hijos, con indicadores de depresión o desesperanza.
 El motivo por el cual se convocó a las madres o tutores de los alumnos fue el de tratar de involucrarlos al proceso educativo de sus hijos o pupilos sin embargo, en pocos casos se logró, pues fue posible observar que  ellas presentaban algunas de las características mencionadas y precisamente sus hijos no avanzaban o avanzaban muy poco en su aprendizaje. Sin mencionar que algunos de esos alumnos se ausentaban  por periodos prolongados a clases, por lo que se involucra otra condición respecto a las barreras, considerando entonces barreras para la presencia, el aprendizaje y la participación, (Ainscow, M y Bhoot, T.  2000).  
Por todo lo anterior,  es preciso explorar  el contexto socio-familiar, específicamente la salud emocional de las madres de familia para identificar si es o no un factor  que propicia  la formación de barreras para el aprendizaje y la participación, y que de acuerdo a la experiencia, si puede serlo. En distintas investigaciones  se ha establecido    la influencia que ejercen los padres   de familia en   sus hijos, pero no se ha establecido la frecuencia de la existencia de dificultades severas de aprendizaje con los  rasgos de dificultades de salud emocional de sus madres,  lo que se considera una oportunidad de investigación formal  y no que únicamente quede como una inferencia de sentido común.  
Lo que se encontró al respecto es que la presencia de sintomatología  depresiva y desesperanza en el adulto, se asocia significativamente con la presencia de sintomatología de una alteración emocional o conductual en los menores en  edades entre tres y 12 años, (Media-Mora, 1997), pero una relación directa con el aprendizaje, como se mencionó no se ha realizado.
   Desde la perspectiva de la educación inclusiva, una escuela inclusiva se caracteriza por la participación de todos los estudiantes vulnerables a la exclusión y a la marginalización de la educación. Implica remover todas las barreras para el aprendizaje. Requiere de la flexibilidad del currículo y la formación de la comunidad educativa. Una escuela inclusiva es entonces, aquella donde se considera que la enseñanza  y  el aprendizaje, los logros, las actitudes y el bienestar de los alumnos son importantes; por ello las escuelas eficaces son educativamente inclusivas.
 La educación inclusiva comprende todas aquellas posibilidades éticas y transformadoras, en donde la unidad del cambio ya no es el alumno, ni la escuela, sino la comunidad escolar, el sistema educativo y la sociedad en general; donde las dificultades a enfrentar no las posee el alumno sino, como se mencionó antes, se generan    en los contextos y hay que atender dichas dificultades.

 En repetidas ocasiones a los docentes a cargo del aprendizaje de los alumnos que enfrentan barreras para su aprendizaje, se les exige que modifiquen su práctica.  Y se hace el esfuerzo requerido desde la labor docente, obteniendo resultados poco significativos cuando las barreras se ubican en el ambiente socio-familiar, y poco se puede hacer desde la escuela. Se realizan acciones, como el diseño y aplicación de la estrategia escuela para padres, con lo que se ha logrado poco en cuanto al aprendizaje de los alumnos, debido a que precisamente los padres o madres cuyos hijos enfrentan barreras, generalmente no asisten a las sesiones programadas de dicha estrategia.  Por lo que en este trabajo se sostiene   que las barreras pueden generarse más allá que solo en el aspecto metodológico o didáctico.
En educación especial, una de las tareas fundamentales de los servicios, es precisamente identificar barreras y eliminarlas o minimizarlas (SEIEM 2016). Por otro lado, el contexto socio-familiar por supuesto ha sido estudiado, pero la argumentación se queda solo en el relieve y se menciona que este contexto está dañado sin una investigación más profunda al respecto.
A manera de conclusión:
A propósito de la Reforma Educativa, específicamente en el diseño curricular se incluye la atención y desarrollo de las habilidades socioemocionales de cada estudiante SEP (2017),  esto como algo novedoso del nuevo plan y por supuesto a cargo de los maestros, sin embargo, lo referente a las habilidades socioemocionales de las madres no ha sido atendido. Con el nuevo plan,  los alumnos tendrán la oportunidad  de desarrollarse en este aspecto, pero las preguntas serían ¿y sus mamás o tutores?, de no atenderse a las madres en ese sentido, ¿cabría la posibilidad de generarse círculos viciosos y perpetuarse la existencia de alumnos que enfrentan barreras para el aprendizaje y la participación, y cuyas madres presenten dificultades en su salud emocional?, claro, en caso de establecer por medio de la investigación la relación de la salud emocional de las madres de familia con la formación de barreras para la presencia, el aprendizaje y la participación.

Referencias:
·         Ainscow, M, 2000 índice de inclusión Desarrollando el aprendizaje y la participación  en las escuelas, Ukla, UNESCO, recuperado de
·         Asunción, María, Salgado, Nelly (2009). Cálmese, son sus nervios, tómese un tecito… Editorial PAX México, México.
·         López, M (2011). Innovación educativa: Barreras que impiden la escuela inclusiva y algunas estrategias para construir una escuela sin exclusiones Universidad de Málaga, (España), n.º 21, 2011: pp. 37-54   Recuperado de
·         Medina-Mora, M. Elena, Caraveo, Jorge (1997). Salud mental en México. Fondo de cultura económica. México.
·         Servicios educativos integrados al Estado de México, línea técnica (2014), Departamento de educación especial, Valle de  México, México.
·         Servicios educativos integrados al Estado de México, línea técnica (actualización), (2016), Departamento de educación especial, Valle de  México, México.
·         Secretaria de Educación Pública, (2016) Aprendizajes Clave para la Educación Básica, planes y programas, México.